sábado, 10 de abril de 2010

AIRE EN ROJO

Vuelvo a mi mundo encendido.
Aun no capto los pliegues que arrugan mi tranquilidad.
La exageración se ha detonado.
El origen de todos mis esquemas se resume en un camino aproximado a la perfección.
Todo parecido a un sueño se escapa de lo que alguna vez fui.
No me hables de estrellas.
¿Por qué yo he de ser mi propia estalactita?
Sube y baja la presión del aire en rojo.
Quema la paranoia.
Llevo años siendo la misma armadura de aprehensiones desfilando.
Cuando vuelvo al hogar imperfecto no me es fácil despojarme de lo que no tengo.
Tan alto me pinté un cielo. Tan lejos me quedé del suelo.
Ya no pretendo nada. Ya no resisto nada.
Cuando se acaben mis explosiones, no se que será bueno recoger.
La canción pasional de todos los días va impregnada en esta demencia mía.
Cada sospecha absolutista es lo que me ha hecho sufrir por tanto tiempo.
Pero no quiero pedazos de mis ambiciones, no quiero reproches.
La mancha de mi extremismo es irremediable.
Pensé en mis amigos. Si ellos no entienden el brillo frustrante de mis neuronas tal vez se olviden de mis congojas y desechen mi recuerdo.
Pensé en el abandono, en mi padre, en las tardes, pensé en mi vida.
Vi los trenes de unas heridas abiertas y en ellas pude encontrar a las personas que hablan sin parar acerca de mi obscuridad.
La exageración se ha detonado y me ha acompañado por siempre.
Mi mundo está encendido y supuse que el tiempo lo iba a apagar.

15/marzo/10
Diana Rodríguez D.

No hay comentarios:

Publicar un comentario