martes, 9 de marzo de 2010

Una tarde de sesión

La tarde de hoy fue agradecida ya que desde el jueves no la he pasado bien,tuve cita con el psicólogo y parece que lee mi mente, también me ayudó a descubrir que la raíz de todas mis frustraciones es el esquema ideaista negativo que desde niña me he impuesto cuando solía tratar de enorgullecer a mi padre.
Pero mi pregunta era ¿si no tengo un esquema o un stánddar alto y si en verdad me es dañino, entonces de qué manera puedo ser mejor?, la respuesta confusa parte desde que tengo que forjarme expecttivas realistas.Y ¿qué carajos es eso?, yo lo relacioné inmediatamente con ser conformista y mediocre, algo que me aterra en exceso.
Ser como los demás o del "montón"es de mis más grandes miedos, pero no se si caiga en contradicción puesto que otro montón piensa así como yo.
Dándole vueltas a este asunto de mis stándares ya poco funcionlaes y absolutistas, me doy cuenta que a lo largo de mi vida sólo yo me he castigado cuando no cumplo con lo que idealizo; cuando mis amigos me dicen lo que me falta, siento que he fallado y que puedo quedarme sola.
Mi madre juega una pieza clave, desde que he ido creciendo parece que se ha enfocado en lo malo de mi edad, que si no hago o aquello, que si no voy a misa, que si no coopero con las labores domésticas, que por qué no saco 10 en vez de un 8; lo que me hace sentir inconforme y un fracaso como hija, como hermana, como amiga y como persona.Esto quiere decir que no sólo yo he estado observando mis desventajas, esta tendencia es una forma humana e inherente de los hombres, lo que me tranquiliza de alguna forma.
Es impresionante el daño que he sembrado en mis perspectivas y en mi autoestima, porque al final de cuentas, y duele decirlo, la myoría de las veces nunca obtengo el 10 perfecto. Lo buendo de esta sesión fue saber que no porque no lo obtenga sea una imbécil, es simplemente que mis expectativas son excesivamente altas.
No puedo dejar de mencionar que el psicoógo me describió como una chica muy brillante, y mis preguntas florecioeron como un "¿qué es ser brilante?", "de seguro le dice eso a todos sus pacientes", "¿será cierto?", en fin...
No se por cuántas sesiones seguiré trabajando sobre este problema que me estorba y que es un trozo del idealismo que me caracteriza ,pero que desafortunadamente me impedirá ser feliz.

09/marzo/10
Diana Rodrígeuez D.